Viviendo en Japón, uno se acostumbra rápido a los terremotos, cada semana hay terremotos, si bien no se notan todos en todos sitios. Además si hay un terremoto de pequeña magnitud, a no ser que uno esté sentado y reposando, probablemente no se dará cuenta.
Desde que estoy aquí he notado bastantes terremotos, la mayoría casi de los imperceptibles. Que recuerde he notado 3 días terremotos "medios", que debían estar entre 3-4 en la escala de Richter, ahora bien el epicentro no estaba en Furukawa. Estos terremotos son incluso divertidos, uno está sentado y de repente se empieza a mover todo, pero de una manera tranquila. Las cosas no se caen al suelo ni siquiera, ahora bien todas las lámparas colgantes se quedan dando vaivenes, y puedes ver como la gente en el trabajo sigue trabajando como si nada, aunque algunos tenemos una sonrisa de "es un terremoto! lo estoy viviendo!!"
Uno de estos terremotos "medianos" lo sufrimos hace unas pocas semanas, y de hecho nos sacó a la mayoría de la cama a eso de la 1:45am. Al día siguiente fue el tema de conversación en la cantina, y discutíamos sobre la hora, algunos decían que a la 1:05, otros como yo a la 1:45. Al final buscando en el siguiente enlace, vimos que efectivamente todos teníamos razón, ya que hubo 2 terremotos.
http://www.jma.go.jp/en/quake/
Echadle un vistazo y veréis que cada día hay terremotos prácticamente.
A toda está "diversión" de los terremotos, hoy en el trabajo hemos recolectado dinero para la China, me ha costado entender para que era el dinero, hasta que he traducido el mail.
Si hay un país solidario con los terremotos este es Japón, tenedlo por seguro!
Este hecho solidario me da que pensar sobre lo acontecido hace poco en China, y de alguna manera al estar acostumbrado a los terremotos, es inevitable que un pensamiento pase por mi cabeza. ¿Y si alguno de estos temblores de "broma" resulta ser alguna vez un temblor de gran escala? ¿qué...? si en vez de dejarme una sonrisa en los labios y algo que contar a mis nietos (cuando los tenga), me dejase enterrado entre toneladas de escombros en un momento como ahora mismo mientras escribo frente a mi ordenador, o mientras estoy haciendo medidas en la laboratorio de electrónica, o mientras..., o ... o....
Realmente la posibilidad es bien tangible viviendo aquí, y cada vez que noto un nuevo temblor, de alguna manera me da que pensar.
A todo esto lo que tengo es ... ¿miedo? Pues no. Lo he discutido muchas veces entre amigos y familiares, y si a uno le toca la hora, se lo puede llevar un terremoto en Japón, un Tsunami en Thailandia, o un coche al salir a comprar el pan a la tienda de la esquina, o un ataque al corazón. Creo que estos pensamientos no han de frenar a uno de hacer lo que cree que tiene que hacer.
Por esto, a pesar de ser mallorquín, que somos gente no muy dada a salir de nuestra querida isla, he llegado hasta Japón, aunque sea Furukawa! :)
Eso sí, os aseguro que no es lo mismo ver desde España que ha ocurrido un terremoto, que verlo desde aquí. Miedo no, respeto sí, y mucho.
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